La vida es como una carrera de moto grande, donde la meta es cumplir la leyenda personal.
Al principio, estamos rodando juntos, compartiendo camaradería y entusiasmo. Pero a medida que la carrera se desarrolla, la alegría inicial da paso a los verdaderos desafíos: el cansancio monotonía, y las dudas sobre nuestras propias capacidades.
Nos damos cuenta de que algunos se han retirado. Que todavía están funcionando, pero sólo porque no pueden parar en medio de una carretera. Son numerosas, pedaleando al lado del coche de apoyo, hablando con cada uno de los otros y la realización de sólo obligaciones.
Con el tiempo nos distanciamos de ellos y nos vemos obligados a enfrentar la soledad y las sorpresas de las curvas desconocidas con las motos. Y después de un tiempo, comenzamos a preguntarnos si vale la pena el esfuerzo.
Sí, vale la pena.