Un mandamiento nuevo nos dio el Señor, que nos amáramos todos como Él nos amó; que nos amáramos todos como Él nos amó. Acercaos, hermanos todos, que es Dios mismo quien invita. Dios perdona nuestras culpas, y a su mesa nos invita. Donde hay caridad y amor, Cristo está, y está la Iglesia. El que no ame a sus hermanos, no se acerque a este convite. La señal de los cristianos es amarse como hermanos. Perdonemos al hermano como Cristo nos perdona. Cristo, luz, verdad y vida, al perdón y amor invita. Quien no ama a sus hermanos miente si a Dios dice que ama. Lo que hacemos al hermano, a Dios mismo se lo hacemos. Si al enfermo visitamos a Dios mismo consolamos. En la vida y en la muerte Dios nos ama para siempre.
lgm